Cristian Pîrvulescu, presidente de la Asociación Pro Democracia sobre las elecciones presidenciales de Rumania. Las futuras elecciones presidenciales de Rumania están detrás de la esquina, pero detrás del espectáculo electoral no se ven los programas. Con mucho ruido y pocas nueces, la sociedad civil de Rumania se declara descontenta por el nivel del debate político electoral y subraya la falta de debate sobre las soluciones para salir de la crisis. En esta edición tuvimos la oportunidad de entrevistar al presidente de la asociación Pro Democracia, una de las más prestigiosas y veteranas en el campo de observación del proceso electoral. Su presidente, Cristian Pîrvulescu (foto) es una figura muy respetada y sus opiniones siempre tienen eco en la opinión publica rumana.

 

– Como se entendieron hasta ahora los programas electorales de los candidatos a la presidencia?
– Desgraciadamente, fueron popularizados en una muy pequeña medida. Por dos motivos: por un lado, la crisis política, la crisis gubernamental, ha tapado cualquier debate electoral, justo antes del comienzo de la campaña, y luego el referéndum, decretado por el presidente para la fecha de las elecciones presidenciales, 22 de noviembre, ha sobrepuesto los temas del referéndum a los de la campaña presidencial que ha perdido en intensidad. En cualquier caso, creo que tenemos el electorado más desconcertado desde 1990. Desgraciadamente ningún debate ideológico serio no se puede hacer ya hoy (n.red. 6 de noviembre), porque la crisis política conoció una nueva etapa y complicó todavía más las campañas electorales de los candidatos, y finalmente sus programas quedan en gran medida, desconocidos. Hasta los eslóganes, antes muy conocidos, están hoy más bien desconocidos y creo que serán consecuencias directas sobre la participación en las elecciones, porque los ciudadanos se sienten desanimados por esta falta de debate político.

– Hay una situación interesante: el candidato a un cargo independiente, cómo es la de presidente, esta en general apoyado en esta campaña por algún partido, mientras que otros tienen programas electorales que no tienen ningún vínculo con las prerrogativas de un presidente. Seria esto una clase de la autocrítica inconsciente de la clase política o es la prueba de la falta total de proyectos políticos fuertes en Rumania?

– En general es muy difícil que los proyectos políticos de Rumanía tengan partidarios y me refiero a los proyectos políticos bien estructurados y cuajadas, por innumerables razones. Existe un estereotipo referente al electorado rumano, que está alimentado por los analistas políticos y que parte de la ideea que el electorado tiene necesidad, precisamente por la falta de información, de una campaña más agresiva, de escándalos y que reacciona tan sólo a las violencias de lenguaje. Asi que estamos llegando a una situación desagradable en la que ningún programa no puede ser estructurado y ni siquiera los candidatos no se solidarizan en gran medida con sus programas. No significa que, formalmente, tales programas no existen, pero están considerados como una clase de prueba obligatoria en un ejercicio electoral, que los candidatos ejecutan de una manera mucho más espectacular. Lo que interesa es el espectáculo, un espectáculo que no es político, sino mas bien cabaret. Se montan escenas de cabaret en las que cada uno tiene un rol, pero no es uno de político serio. Se trata de la falta de información que fue sostenida por los políticos que, en los 20 años que pasaron de la Revolución, no hicieron esfuerzos de comunicación y era en primer lugar su trabajo que comuniquen. El electorado esta en este estado de apatía en primer lugar por culpa de los políticos que apostaron por la campañas fáciles, en el lugar a unas campañas serias.