La 5ª Muestra de Cine Rumano, organizada por el Instituto Cultural Rumano y la Filmoteca Española ha sido, un año más, un evento bien acogido en la vida cultural de la capital española.
Del 9 al 21 de diciembre, en el Cine Doré fueron presentados nueve largometrajes, de los cuales cuatro se programaron por primera vez en España. La programación incluyó algunos de los títulos recientes más destacados de la cinematografía rumana y proyecciones especiales dedicadas a conmemorar 25 años de la Revolución Rumana de 1989. En la inauguración, los organizadores contaron con la participación de la joven directora Iulia Rugină y del actor Dorian Boguță, que presentaron la película Love Building, una comedia fresca que en Rumania estuvo una de las más vistas en los cines del país.
En la inauguración, la directora del Instituto Cultural Rumano, Ioana Anghel, subrayó que esta vez la Muestra de Cine Rumano, aparte de presentar las producciones más recientes de Rumania, quiere celebrar los 25 años de la caída del comunismo con una selección de películas especiales, algún documental y proyecciones prorrogadas hasta finales de Enero, en la sede del ICR.
En la inauguración de la muestra, Roberto Cueto, profesor, crítico y miembro del Comité de Selección del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, hizo de anfitrión para el coloquio organizado después de la proyección de Love Building.
Entrevista con Roberto Cueto
¿Cómo le pareció la primera noche de la Muestra del Cine Rumano, llegada a la quinta edición?
La Muestra de Cine Rumano se está sentando cada vez más en Madrid. Son cinco años ya, hay un público fidelizado que viene a ver estas películas pero sí, realmente me ha sorprendido que la sala estuviera llena en una película que no venía avalada por premios o presencia en algún festival. La gente ha aplaudido, se ha reído y en el coloquio se ha notado que ha gustado mucho. Esto demuestra que estas iniciativas van creando un público cada vez más interesado en descubrir estas cosas, que no se queda solo con el cine que llega a las grandes salas. Es muy importante este tipo de muestras, de ciclos de cine para una ciudad como Madrid porque no hay oportunidad de ver estas películas.
Estoy muy satisfecho del buen recibimiento que ha tenido la película.
¿Qué imagen tiene el cine rumano en España, en general y entre los críticos?
Creo que el cine rumano está considerado como uno de los más interesantes de Europa del Este. Otros países como Hungría, Polonia, República Checa, que tienen también una producción bastante grande y cuyas películas se pueden también ver en festivales, no han conseguido el reconocimiento que tiene el cine rumano hoy en día. Son raros los festivales donde no haya una película rumana y directores como Cristi Puiu o Cristian Mungiu son ya bastante conocidos entre la cinefilia, mucho más que directores polacos, húngaros o rusos. En este sentido, creo que se ha sentado muy bien y tiene mucho prestigio. Es un cine muy admirado por el nivel interpretativo de los actores, una cosa que aquí en España nos sorprende mucho, cómo también la naturalidad y la sinceridad que hay en muchas de estas películas. Creo que se trata de una reputación bastante intachable, no creo que haya nada que achacarle. Pero sí ocurre que vemos una pequeña parte de la producción, creo que hay otra parte que está más local, orientada hacia los públicos de allí o que no tiene el perfil de cine de autor, que no nos llega tanto. Quizás tenemos una visión sesgada de la producción, por eso estas muestras como la de Madrid son interesantes, para enseñar que hay un cine diferente.